Inner Workings: cuore o cervello?

Paul è un uomo single di mezza età che lavora presso la “Boring, Boring & Glum”, svolge un noioso lavoro di immissione dati e ha il cervello costantemente in disaccordo con il cuore su ciò che dovrebbe essere fatto. Il primo comanda tutto il corpo in modo razionale e lo spaventa costantemente dal fare qualsiasi cosa eccitante e rischiosa, domando i desideri richiesti dal suo cuore ogni singolo giorno, il secondo cerca in ogni modo di instradarlo verso ciò che è più affascinante e che desidera veramente, cedendo poi al controllo del cervello.

“Inner Workings”, cortometraggio del 2016, prodotto dai Walt Disney Animation Studios e diretto da Leo Matsuda, è una storia sulle lotte quotidiane tra il nostro cervello estremamente razionale e responsabile e il nostro cuore, prettamente spontaneo. Il personaggio principale del cortometraggio, in realtà, non è Paul ma i suoi organi che ne influenzano l’azione nel corto, l’atmosfera, lo stile e soprattutto i colori e le forme. A ben guardare, nel mondo in cui il cervello si sente a suo agio, rappresentato dall’ufficio, tutto è squadrato, rigido e organizzato, quasi monocromatico e con tratti tutti estremamente tristi. Il mondo del cuore è, al contrario, sinuoso, rumoroso, colorato, divertente e accattivante.
Ma cuore e cervello, com’è normale che sia devono lavorare insieme per aiutare Paul a trovare la felicità e ci riusciranno solo alla fine, dopo diversi tentativi chi di comandare spasmodicamente, chi di rischiare altrettanto freneticamente.

Questo breve film può considerarsi un’esplorazione psicologica di come le nostre paure e la nostra logica, spesso siano in contrasto e, a volte, abbiano  la capacità di trattenerci da ciò di cui abbiamo bisogno. Nei pochi minuti che scorre sullo schermo è assolutamente brillante, rapido e incisivo, ponendo domande e affrontando il divario “cuore o cervello” in modo assolutamente realistico e perfetto.

La Disney nei suoi cortometraggi, ha la capacità di aprire varchi su questioni intrinseche e importanti, adottando sempre uno stile gentile e divertente, facendo riflettere le persone,  senza far venire  meno lo spirito di gioia che da generazioni trasmette in modo trasversale. Sono da considerarsi uno strumento da cui imparare qualcosa di nuovo e, in questo caso, il messaggio più importante è che il nostro cervello – da solo –  non può governare il cuore e viceversa.

Entrambi devono coesistere e far si che ci si comporti in modo naturale. Ogni parte, di noi o del nostro corpo, gioca un suo ruolo fondamentale e ognuno di essi non può materialmente vivere senza l’apporto dell’altro. Non solo dal punto di vista anatomico – che è più che scontato – ma anche e soprattutto dal punto di vista emotivo e psicologico. Infatti, per quanto si venga educati fin da bambini a fare le cose giuste nel modo e nel momento giusto, seguendo più la testa che il cuore, è assolutamente importante ricorcarci e ricordare a chi ci circonda l’importanza di ascoltare anche la parte più istintiva e recondita di noi che, troppo spesso, mettiamo da parte convinti che non ci conduca da nessuna parte.


Invece, nel cortometraggio come nella realtà, quando ascoltiamo il nostro cuore, finiamo per trovare realmente quello che ci manca, fosse anche una cosa razionalmente insignificante che però diventa quella carica e la gioia di continuare ad andare avanti.

Da ultimo, un plauso speciale nella storia di “Inner Workings”, lo merita la vescica! Ma non vi dirò certo il perchè, lasciandovi un ulteriore spunto per vedere questo cortometraggio.

In fondo dura appena sei minuti, quel tanto che basta e che potrebbe farvi mollare tutto e correre fuori a fare, davvero, ciò che in questo momento potrebbe farvi stare alla grande!

Francesca Tesoro

“Liderazgo emocional” por Daniel Goleman

“Liderazgo Emocional – Una nueva inteligencia para guiarnos más allá de la crisis” publicado por Bur por Daniel Goleman no es un libro que hayamos elegido, al contrario, es más correcto escribir que ser elegido. En primer lugar, la colorida y cautivadora portada lo acercó más a un libro bonito que a uno sobre el tema del líder, su formación, su ser y su aplicación práctica en el mundo empresarial y laboral pero, mucho más en general. , en el circuito de las relaciones grupales.

Probablemente este sentimiento también se derive directamente del autor, Daniel Goleman, periodista estadounidense nacido en 1946, psicólogo especializado en el desarrollo de la personalidad -tema de la que también fue profesor en Harvard-, escritor de temas altisonantes como la neurología y las ciencias del comportamiento para el Nuevo Mundo. York Times y con toda una serie dedicada a la inteligencia emocional y social, la creatividad y el liderazgo, la empatía y la emocionalidad, a las fuerzas que componen y constituyen las cosas y las personas sin caer jamás en lo trascendental incomprensible.

El objetivo principal de este volumen es explicar, en términos sencillos y fluidos de comprensión inmediata, contando aquí y allá anécdotas reales que sucedieron en los altos niveles de las grandes empresas, cómo ser mejores, más eficientes y, por qué no, más queridos “jefes”.

Así, al leer las páginas que se desplazan rápidamente, descubrimos cómo, al manejar los estados de ánimo de quienes trabajan con nosotros, el líder debe ser capaz de incrementar la armonía y el talento de sus colaboradores. La armonía y el talento, por obvios que sean, se presentan y cuentan como elementos fundamentales que subyacen al desarrollo económico y también cultural de las comunidades corporativas y, en un espectro más amplio, de la sociedad. Y Goleman también nos cuenta cómo sacar a relucir estas cualidades de los demás y cómo llevarlas adelante, nos cuenta cómo es un líder, cuáles son sus características, las habilidades que debe poseer e implementar, qué debe evitar y cómo puede hacerse oír mejorando, de esta forma, el éxito no solo del trabajo de uno sino también de todos los que giran en torno a él.

¿Quién es el líder?

El líder decide la estrategia y sabe motivar, triunfa y sabe crear un clima de propósito colectivo construyendo una cultura compartida. Él es quien logra resultados construyendo vínculos emocionales y promoviendo relaciones armoniosas. Un líder, con su democracia, suscita consensos principalmente estimulando la participación, generando un excelente desempeño en los colaboradores y un sentido general de autonomía orientado al objetivo común.

Al lograr encender la pasión de los empleados por su trabajo, el líder debería (ser capaz de) sacar lo mejor de ellos y, para ello, lo único en lo que tiene que trabajar son las emociones. Después de todo, ¿no es cierto que un trabajador que es tratado bien, considerado, animado y cuyos talentos se valoran, que trabaja en un entorno positivo, trabaja mejor? ¡Eso es exactamente cierto! Y la satisfacción de un colaborador con respecto a su trabajo y, en consecuencia, a sus superiores está determinada, en la gran mayoría de los casos, por este mecanismo.

De hecho, el éxito no depende tanto del “qué” sino del “cómo” y, por lo tanto, si un líder no es capaz de estimular las emociones de las personas de su equipo en la dirección correcta de la manera correcta, ciertamente no logrará los resultados deseados o planificados. .

Lo que distingue a los mejores líderes de la multitud es la conciencia del papel decisivo que juegan las emociones en el lugar de trabajo, tanto en términos de resultados tangibles como retornos, evitando que el empleado talentoso elija trabajar para otros, llevándose el know-how. , por ejemplo, en lo que concierne a las relaciones morales, la motivación, el compromiso de cada uno, llegando incluso a los llamados activos intangibles.

Por otro lado, los directivos con poca empatía y una suerte de frialdad emocional son aquellos que tienden a no escuchar, no valoran el talento de sus colaboradores y / o subordinados, no alcanzan los objetivos y, miserablemente, se entregan a sí mismos y a la empresa a la progresiva disminución de beneficios y retornos, en definitiva, a la insatisfacción y, en los casos más extremos, a la quiebra.

¿De qué está hecho el líder?

El primer gran elemento que debe poseer un líder es sin duda la Inteligencia Emocional, sobre la que escribe el propio Goleman. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, utilizar, comprender y gestionar conscientemente las propias emociones y las de los demás. Autoconciencia, Autorregulación, Empatía y Talento Social, combinados con habilidades técnicas y cognitivas, como la capacidad de escuchar y poseer un razonamiento analítico, la capacidad de trabajar en concierto con los demás y la flexibilidad ante el cambio, son los aspectos a través de los cuales se manifiesta y se pone en práctica.

Al analizar estos elementos, nos damos cuenta de cómo la autoconciencia y la autorregulación tienen que ver con la autogestión, mientras que la empatía y el talento social tienen que ver con la gestión de las relaciones con los demás. Los otros elementos, que para un lector distraído pueden parecer meros corolarios, son en cambio las (excelentes) herramientas para implementar los componentes que conciernen a uno mismo y a los demás.La capacidad de poner en práctica correctamente estos elementos de forma unitaria y equilibrada se convierte en la predisposición a la excelencia en el liderazgo.

Es, en sí mismo, un concepto bastante simple y lógico: en todo grupo humano, ya sea una empresa o un negocio, una pequeña empresa o multinacional, el líder disfruta – y lo hace en mayor medida que todos los demás – del poder influir en las emociones de sus subordinados. En consecuencia, si estos se estimulan hacia el entusiasmo, el grupo dará lo mejor de sí, alternativamente, si en lugar de aliento se elige el camino de la ansiedad, la presión y el resentimiento, el grupo se desfasará completamente, perdiendo en vista de los objetivos y desempeño en el lugar de trabajo o de todas las relaciones entre sujetos, si dicho comportamiento concierne a un grupo que no trabaja.

Aunque puede ser relativamente reciente la idea de que la inteligencia emocional, que ve sus primeras teorizaciones a mediados de los noventa del siglo pasado, tiene grandes ventajas en términos de costos y beneficios, es ahora un hecho cuando, Con las estadísticas en la mano, se observa que la mayoría de los gerentes que realizan su trabajo con el corazón en lugar de con la cabeza – ¡sin perderlo por supuesto! – tienen más éxito. Sintonizar con los sentimientos de las personas con las que trabajas te permite gestionar situaciones de dificultad y conflicto, incluso latentes, sin que se salgan de las manos y alcancen niveles incontrolables. Aunque en la mente de la mayoría, el concepto de liderazgo está conectado con la idea de dominación y superioridad, en la realidad de la gestión de cualquier grupo, es por el contrario el arte de persuadir a otros para que cooperen en vista de un objetivo común.

Las habilidades de un líder

Aunque todo pueda parecer ahumado y aleatorio, lo que escribe Goleman es por el contrario muy concreto y tangible y, después de leer el libro con mucha atención, intentaré esbozar las habilidades que un líder debe poseer directamente, dejándote las ganas de lea el apéndice del libro donde encontrará la explicación clara y concisa de cada habilidad.

En cualquier caso y sea cual sea el área en la que quieras convertirte en Líder, sigue el ejemplo de este excelente volumen y verás que las cosas saldrán de la mejor manera.

Articolo di Francesca Tesoro

Traduzione di Sara Trincali

 

L’arte della felicità: una pillola di speranza per tutti noi

 

Napoli, Sergio è un uomo di mezza età che fa il tassista e, nelle giornate piovose che si susseguono, incontra personaggi di ogni tipo, ognuno dei quali gli racconta la propria storia e il proprio punto di vista sulla vita. Tutti eccessivamente disparati, tutti allo stesso modo dispersi nelle loro vite infelici. Il sottofondo alle sue corse è una trasmissione radiofonica dal nome anacronistico “L’arte della felicità” che spinge le persone a interrogarsi sul reale valore di questo senimento sempre più messo da parte. E tra un cliente sbruffone rispetto la vita e una donna distratta che lo colpirà nell’anima, i frammenti del passato vissuti con il fratello che ha seguito la propria idea di felicità, Sergio si rende sempre più conto che lui quel lavoro non lo vuole proprio fare e che non lo rende felice. Ma alla fine, anche sulla sua vita e sulla splendida città, torna a splendere il sole.

“L’arte della felicità” è un lungometraggio d’animazione per adulti di Alessandro Rak e Luciano Stella, uscito nelle sale nel 2013 e distribuito da Cinecittà Luce. Ha ottenuto una candidatura ai Nastri d’Argento e una ai David di Donatello, vincendo il premio migliore opera prima al Raindance Film Festival di Londra e la Animation Section dell’International Film Festival of India, il premio per Miglior Film italiano a Venezia 70 e il premio FEDIC.
É un sorprendente fumetto, prodotto dalla Mad Entertainment – una giovane factory napoletana dove convergono esperienze e competenze professionali diversissime – che ha confezionato un film di animazione delicato e sincero su quello che, seppur in modo differente, stiamo vivendo in questo periodo.
Sergio, che quotidianamente peregrina fisicamente nella sua città, vive metaforicamente un viaggio parallelo alla ricerca della propria personale felicità, in perenne conflitto con le scelte che ha fatto nel passato. Nonostante il rancore che trasuda e impregna il suo vecchio taxi, i frammenti delle conversazioni avute con i propri passeggeri e i flash back del suo passato, diventano un altissimo spirito di speranza per Sergio, che deciderà di rimettere in discussione sé stesso e le sue scelte.


Un film-cartone, dal disegno asciutto e con scene che sanno di preapocalittico, può diventare in questo periodo di estrema incertezza, una buona e sostanziosa pillola di speranza.
Quasi come Sergio, anche noi che proprio in questo ultimo periodo ci ritroviamo a dover necessariamente elaborare ciò che ci succede intorno, facciamo quasi fatica a scoprire dove si annidi la speranza che al momento sembra nascosta.
Speranza potrebbe essere la parola chiave di questo lungometraggio, speranza di vedere finalmente un raggio di sole che esca dallo schermo e ci colpisca, ricordandoci che mai tutto è perduto e che si può sempre tornare indietro, riacciuffando le occasioni che crediamo perdute e i treni ormai passati.
Sergio, è un po’ come tutti noi, incastrato in qualcosa che lo fa vagare senza meta rimpiangendo ciò che non ha più, distraendolo da quello che invece gli accade di bello e sorprendente.

Oggi più che mai, “la gente ha perso la speranza ed è rassegnata, come se il mondo non gli appartenesse e neanche il futuro” anche perchè abbiamo perso la capacità di comprendere che “il problema dell’infelicità è che non ha ragioni, non ha motivi. Non ha proprio niente da dire l’infelicità”.
Oltretutto, “finché i musicisti non scendono dai taxi, finché i poeti servono ai tavoli, finché gli uomini migliori lavorano al soldo di quelli peggiori…la strada corre dritta verso l’apocalisse” ed è esattamente per questo che ognuno di noi, nel suo piccolo, dovrebbe armarsi di quel poco di coraggio che potrebbe stare in una tasca e poter vivere felice. Perchè si può essere felici anche quando non si può prevedere alcun futuro e c’è sempre una seconda occasione, per tutti.
Oggi più che mai.

Francesca Tesoro